No hay ninguna novedad, todos podíamos imaginar lo que para Lindsay Lohan ahora se convierte en una evidencia. Lo importante son los avances que está realizando en Betty Ford, el centro de rehabilitación en el que se encuentra actualmente, buscando los motivos que la han llevado hasta este punto. Lindsay se está esforzando mucho con los psicólogos del centro en sacar a relucir aspectos de su vida con el fin de dar con las claves que le permitan superar finalmente sus adicciones. Sin duda alguna una de los motivos principales de su estado ha sido crecer en el seno de una familia disfuncional. Lindsay insiste en repetidas ocasiones en las denuncias que su madre había interpuesto a su padre por haber abusado de ella y que fueron incluidas en los documentos de su divorcio. Incluso en algunas ocasiones Lindsay asegura que tuvo que intervenir para defender a su madre. Por su parte y como no podría ser de otra manera, Michael Lohan niega estas acusaciones.
A este entorno familiar hay que añadirle las diferentes idas y venidas de su padre a la cárcel y el pronto traslado que hizo la joven Lindsay a Los Ángeles, donde sin supervisión alguna se dedicó a hacer lo que le venía en gana.
Cada vez que veo a Michael Lohan hablando en los medios sobre Lindsay, especialmente cuando intenta hacer creer a la gente que va a ayudarla y que se quiere preocupar por ella se me altera la sangre. Lo mejor que podría hacer este mangurrián es olvidarse de que tiene una hija. Si quiere ayudarla lo que ha de hacer es alejarse de ella, que bastante daño le ha hecho ya.
Via: teendencia
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