
En este momento está en una clínica privada de Londres, con suero y conectada a una bomba de oxígeno. Los médicos aseguran que, si no hubiera ido al hospital, sólo le habrían restado unas pocas horas antes de morir.
Cheryl está muy débil y sólo recupera lucidez cada tanto. Y cuando entra en razón, llora todo el tiempo y pide estar con su madre. Además, sufre de pérdidas de la memoria, una de los síntomas más típicos de la malaria.
Los médicos, su familia, sus amigos y sus fans están esperando un milagro. Ojalá así suceda y tengamos Cheryl Cole para rato.
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